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Santiago del Estero, Argentina

miércoles, 19 de agosto de 2009

Leyenda del Crespín



Cuando entramos a la espesura del monte santiagueño sentimos la compañia de un pájaro que en su canto podemos oir como un quejido: "cres-pin, cres-pin" .....y su sonido se va perdiendo en la inmensidad de la selva....y recordamos la historia de una joven llamada Cipriana......................
Hace mucho tiempo, a orillas del Río Salado , se levantaba un humilde rancho y allí vivía una bonita jóven morena de nombre Cipriana. Todos los dias, bien temprano, llevaba a pastar su tropilla de cabras y al caer el sol reuníalas nuevamente y volvía a su casa. Su marido también sale bien temprano de cacería y no vuelve hasta bien tarde.Una tarde, en su rutinaria tarea, Cipriana oye a lo lejos el sonido de un tamboril. Una fiesta, un baile. Y Cipriana ama la danza. Corre hacia su rancho, encierra las cabras en el rústico corral. Sujeta su pollera, acomoda su largas trenzas negras y sujeta sobre su cabeza. Busca su caballo y de un salto comienza el galope hacia el baile. El sonido del tamboril era su guía. Se une a un grupo de jinetes que van al baile.
Estallan los petardos en el alegre rancho en donde Cipriana y los jinetes llegan. El sonido del tamboril, la guitarra y el festejo de los danzantes se mezclan. Cipriana se une al grupo de bailarines y con fresca sonrisa comienza sus graciosos movimientos al compás de la música.Bruzcamente los tamboriles se detienen. Se interrumpe el baile. Los jinetes van al galope en busqueda de alguna noticia. Algo ha suedido en las cercanías. A la espera de noticias el baile recomienza. Cipriana vuelve con su frescura poniendo pasión en la danza.Llegan algunos rumores de que el marido de Cipriana está herido en un rancho vecino. Se había caído de su caballo que chocó en un tronco escondido en la espesura. Un pastor lo había encontrado al ver a los buitres dando vueltas en un cadaver con las entrañas destrozadas.Las mujeres lo velan y se lamentan en largos sollozos

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